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NAMASTÉ!!!

"Te advierto, quien quieras que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses." ORACULO DE DELFOS

sábado, 23 de junio de 2012

YO SOY la Luz del Corazón

Fíjate en que el decreto dice "YO SOY la Luz del Corazón brillando en las tinieblas del ser y transformándolo todo . . .".  La palabra cambio es la señal de la Era de Acuario que estamos iniciando.  Es el nombre del juego del séptimo rayo.  Se le llama transmutación o purificación.  Significa que si hemos enviado odio o una forma de leve desagrado en nuestra vida, hemos establecido un vínculo con otros por medio de esa energía, la cual recorrerá todo su ciclo hasta regresar a nosotros, de forma que también nos atará.
Nuestro amor por Jesucristo y todos los santos de Dios nos ilumina.  El profundo amor que sentimos por él nos vuelve de súbito conscientes de que este odio o leve antipatía es un equívoco del que somos responsables y por el que a la postre deberemos rendir cuentas.  Algún día pagaremos las consecuencias, y si no lo hacemos por las buenas, es decir, a iniciativa nuestra, la Ley lo exigirá.  Ésta es la explicación a las repentinas calamidades, cataclismos y cáncer, y a las penas que se avecinan a la Tierra.  Karma.  No podemos odiar a ninguna forma o aspecto de la vida, que es Dios, con impunidad.  De ahí que la perversión del tercer rayo, el del amor divino, sea el odio, así que debemos transmutar esa energía de odio con amor por medio de la llama violeta.

Ahora bien, puede que hayamos acumulado karma de odio de otras encarnaciones.  En ocasiones, conoces a alguien y esa persona te resulta antipática al instante, pero no sabes por qué.  Podría deberse a algún altercado que tuviste con ella en otra vida, y el sentimiento de injusticia y las energías vinculadas a ello permaneces sin resolver.  Lo que queremos es odiar y seguir odiando o esparcir de nuevo antipatía.  Mas deseamos propagar este bálsamo de Galaad -el poder del amor a Dios- para cambio, para transmutación, para que el fuego sagrado disuelva ese registro, ese nudo en nuestro subconsciente o cuerpo astral.
Acatamos que la energía no se crea ni se destruye.  Va a alguna parte, pero puede transformarse.  Así que, lo que hemos de comprender es que el odio es aquello que nosotros creamos: una capa de vibración negativa que imponemos sobre la energía pura de Dios.  Puesto que somos los niños de Dios, sus hijos e hijas, nos confirió el poder para ser co-creadores con Él.  Nosotros hemos creado el desorden que hay en el mundo.  Pero también hemos creado dicha.  Hemos hecho nuestras elecciones, de modo que vivimos en los reinos de nuestra propia creación.  Podemos deshacer nuestros antiguos odios, disputas,  y antipatías antes de que retornen a nuestro umbral para que los resolvamos.


Meditación sobre la Luz del Corazón


Cuanto más nos concentramos en el corazón y en sus cualidades durante la vida en general y al realizar los ejercicios espirituales, más poderoso y sensible se tornará.  La bella oración "YO SOY la Luz del Corazón" de Saint Germain alaba la chispa divina que tenemos en él y nos ayuda a estar más centrados en dicho órgano.


Visualización:


Cuando recites "YO SOY la Luz del Corazón", visualiza una luz radiante descendiendo de Dios a tu chakra del corazón, adonde se emitirá conforme a las palabras de tu oración.


A continuación dirige la atención al chakra del corazón, en el centro del pecho.  A veces es más fácil centrar la  atención si colocas los tres primeros dedos (el pulgar y los dedos indice y corazón) en esa zona.


Luego imagina el brillo del sol al mediodía y traslada esa imagen al centro del pecho.


Visualiza miles de rayos solares partiendo de tu corazón para penetrar y disolver cualquier forma de oscuridad, desesperación o depresión dentro de ti, de seres amados y de las personas que hay en el mundo.  Proyecta tu amor (que en realidad es el amor de Dios) hacia el mundo.


Observa ese amor saliendo en forma de rayos láser de intenso color rosado ígneo y rompiendo.


Finalmente puedes recitar la afirmación.

YO SOY la Luz del Corazón
brillando en las tinieblas del ser
y transformándolo todo en el dorado tesoro
de la Mente de Cristo.

YO SOY quien proyecta mi amor
hacia el mundo exterior
para derribar toda barrera 
y borrar todo error.

¡YO SOY el poder del Amor infinito
que se amplifica a si mismo
hasta ser victorioso
por los siglos de los siglos!


martes, 19 de junio de 2012

Vivir es ser otro y el mismo cada día


Ojos para ver. 
Ojos nuevos para ver madrugadas nuevas. 
"Nunca hubo esta hora, ni esta luz, ni este ser mío." 
Profundidad de poeta en plenitud de existencia. 
Cada luz es nueva, 
cada hora es distinta, 
porque mi propio ser es también siempre distinto, 
"inesperadamente matutino", 
en otra expresión del mismo poeta. 
Yo me dejo sorprender por mí mismo, 
y así el mundo entero me sorprende en cada instante
 con la novedad de un paisaje antiguo,
 el descubrimiento del camino diario, 
el sobresalto de un rostro conocido. 
Todo es nuevo porque yo soy nuevo.

"Vivir es ser otro.
"Gracias, poeta. Ser otro siendo yo mismo. 
La continuidad permanente de mi conciencia fiel 
y la novedad renovada de mi espontaneidad libre. 
Tener confianza en mí mismo para dejarme cambiar, 
para atreverme a salir de la rutina 
y las expectativas que me atenazan en fórmulas demasiado aprendidas, 
para aventurarme a ser otro. 
Ser otro es vivir. 
Salir cada día del cascarón de la víspera. 
Nacer cada mañana con el nuevo sol. 
Saludar al mundo en cada encuentro 
con la alegría de una nueva creación. 
La vida nunca se repite. 
Y lo que se repite, no es vida.



"Sentir hoy lo mismo que ayer no es sentir." 
El sentir es instantáneo, espontáneo, vivo. 
Todo lo demás son funerales solemnes de nostalgias perdidas. 
Y luego, funerales de funerales. 
Crespones y mortajas. 
Arrastramos el pasado en cortejo fúnebre que llamamos vida. 
Nuestros sentimientos hoy son solo el eco de nuestros sentimientos de ayer, 
es decir, que no son sentimientos, 
pues ya no los sentimos, 
y una vida sin sentimiento no es vida. 
"El cadáver vivo de lo que ayer fue la vida perdida." 
Amores que son solo recuerdos, 
fervores que quedaron anotados en un diario, 
ilusiones disecadas como mariposas de museo. 
No es extraño que nos falte vida a la hora de vivir.

La nueva visión es el secreto de la nueva vida. 
Ojos limpios. 
Ojos grandes. 
Ojos nuevos. 
Ojos abiertos para ver con claridad virgen 
el estreno de la naturaleza alrededor nuestro en cada momento. 
Bendición bíblica: "He aquí que todo lo hago nuevo." (Apocalipsis 21:5). 
Sepamos abrirnos a la novedad. 
Sepamos ser "otros". 
Sepamos vivir.

Carlos. G Valles.

lunes, 18 de junio de 2012

Una Vida Plena hasta la Vejez (Parte II)


Si pudiese hablársele a la juventud en el corazón: ¡Aprovecha cada etapa de la vida para tu crecimiento y madurez espirituales! Pues madurez espiritual significa en la vejez felicidad y una vida con sentido. 

Cada día es dado a cada persona para que reconozca e investigue sus contenidos de vida que le muestra el día, para encontrar lo bueno, ampliarlo y desarrollarlo. Para aquel que desee vivir en este sentido, eso significa: no cansarse. Cada día está lleno de energía. El día no muestra ningún cansancio, muy por el contrario, trae consigo más energías para dar el siguiente paso hacia la vida verdadera, que debemos dar hoy. 

La debilidad y la pobreza de energía del cuerpo físico, a menudo son sólo expresión de la resig-nación de la persona, su resistencia a aceptar como su tarea de aprendizaje las dificultades de sus circunstancias de vida, para disolverlas después, y no insistir con terquedad y obstinación en que son las circunstancias o sus semejantes los que tienen que cambiar. 

Ninguna persona tiene que volverse mentalmente vieja. Quien se proponga sentirse cada día como recién nacido, aceptando su día, sentirá la corriente de fuerza de la vida que está conte-nida en el día. 

El corazón de la persona que vaya por la vida con los ojos abiertos empezará a latir con más profundidad. Con la serena alegría del amor interno despierta la consciencia de la unidad. Esta persona ayudará en la medida en que pueda a los animales en su miseria y apremio, y ayudará también a las personas en sus preocupaciones y necesidades. También captará la naturaleza en su belleza, alegrándose por ello, y sentirá al Espíritu creador que sopla y se agita, y que también da aliento en el interior a la persona que aspira a la unidad. De ello surge respeto ante la vida, que es Dios, y alegría por la vida terrenal, para servir. 


En más de una persona de edad avanzada despierta el deseo de rezar. También para esto vale el tener que aprender. No deberíamos recitar nuestras oraciones como letanías. Rezar significa llegar a ser, hacer que la oración se convierta en vida. Quien rece así, no necesitará iglesias cons-truidas de piedra sino solamente el aposento tranquilo del que habló Jesús, el Cristo, para reti-rarse a lo más interno, a lo más sagrado, que brilla en la profundidad de nuestra alma.
Rezar con fortaleza de fe significa volverse tranquilo, pues a partir de una oración con fortaleza de fe despiertan confianza y entrega. La entrega al gran manantial inagotable de la luz en nosotros, a lo más sagrado en el fondo del alma, ayuda al que reza de verdad, pues entonces la vida se convierte en plenitud. Una vida con consciencia de la meta significa entonces vida plena. Los días grises y opacos del pasado morirán. La luz en la persona que reza se volverá más luminosa, más perceptible, de forma que en él va madurando el siguiente pensamiento: Yo camino hacia la vida más elevada, hacia la existencia perfecta.
Muchas personas jóvenes desearían recibir sabiduría de los mayores, la sabiduría que pro-porciona la edad, libre de presiones y de sabihondez. La verdadera sabiduría es tener riqueza en experiencia del mundo, lo cual permite comprender y captar en profundidad las situaciones, las circunstancias y la naturaleza humana. La verdadera sabiduría deja la libertad a cada persona; la acoge en base a la ley del libre albedrío –que no se refiere a la persona en particular– con pacien-cia, indulgencia y bondad. Y también sabe callar a tiempo con benevolencia. Tampoco juzga ni condena.
El lector que haya leído atentamente este librito, reconocerá que no son los años los que cuen-tan sino la postura de la persona frente a la vida.
¡Oh, hombre, sé; entonces sentirás mucha, mucha vida!
Al fin y al cabo es una ley de la naturaleza el que toda persona envejezca. Quien sea consciente de su tarea en la vida, no se volverá senil en la edad madura. Cada persona trae al mundo su ta-rea para la vida. Día tras día se le van presentado partes de ésta. ¡Dichosa la persona que lo tenga en cuenta: pues madurará! 

Quien aspira a una vida comunitaria y a la unidad, quien en su vida terrenal tiene en cuenta la regla de oro para la vida, no se pronunciará contra otras personas; tampoco matará ningún animal, ni comerá la carne de un animal, ni actuará con violencia contra la Madre Tierra. Las personas que tienen esta consciencia, no serán seres solitarios, sino que hasta la edad avanzada saborearán la dulzura de la vida interna y llenarán así sus días, que entonces verdaderamente estarán llenos de mucha, mucha vida.


http://www.universelles-leben.org/cms/es/quienes-somos/el-mensaje-de-la-verdad/una-vida-plena-hasta-en-la-vejez.html

sábado, 16 de junio de 2012

Bendiciones


Te envío luz para sostenerte,
Para abrazarte en amor.
Te envío luz para curarte,
Para sostenerte en amor.
Que tu amor, honre y respete
La preciosidad y unicidad de tu propio Ser
Y de los demás Seres en este Mundo.
Que veas tu propia bondad y belleza
Reflejada en todo lo que ves a tu alrededor.
Que estés contenta y aprecies todos los regalos
Que esta abundante vida te da.
Que el esplendor y majestuosidad de tu Ser
Guíe tus pensamientos, palabras y acciones.
Que tú dolor y miedo se transformen en fuerza,
Entendimiento y compasión.
Que la luz brillante de tu Ser,
Irradie paz y armonía en donde quiera que estés.
Que estés llena de felicidad, celebrando,
Gozosamente cada día que estés viva.
Que seas abundante en tus riquezas y
Seas rica en generosidad,
Compartiendo tus bendiciones libremente.
Que seas un bálsamo de amabilidad
Y una flor dulce para cada persona
Que cruza tu camino.
Que estés bien, completa y saludable.
Que el gran amor y compasión de tu corazón,
Abrace el sufrimiento de todos los Seres
En todas partes.
Que la luz interna de tu pureza y perfección
Disuelva las nubes de discordia.
Que confíes que eres amada.
Cuidada y apoyada por el infinito, siempre.
Que poseas la preciosa joya mágica de la gratitud
Que transforma la vida en paraíso
Que pauses por un momento cada día
Y recuerdes estas bendiciones que tienes,
Y llames todo el poder
Y magnificencia de tu Propio ser.
Que pases estas bendiciones a
Todos los seres en todas partes
Te envío luz para sostenerte,
Para abrazarte en amor.
Te envío luz para curarte,
Para sostenerte en amor.
OM MANI PADME HUNG

Quiero aprender


Quiero aprender a escuchar,
quiero escuchar con los ojos y oídos…
con todos los sentidos; pero sobre todo
escuchar con el alma.
Quiero aprender a escuchar
lo que dice el corazón, lo que dicen
los hombres caídos, los ojos tristes,
las manos inquietas.
Quiero escuchar el mensaje
que esconden las palabras,
quiero descubrir la angustia enmascarada,
la inseguridad, la soledad encubierta.
Quiero penetrar en la sonrisa falsa,
la felicidad simulada, la adulación exagerada.
Para descubrir el dolor de cada corazón,
Para descifrar el porqué de las lágrimas.
Poco a poco, quiero y necesito
aprender a amar.
Imágenes integradas 2
Yo estoy aprendiendo a perdonar,
porque el amor perdona, limpia las heridas,
y borra las cicatrices que la incomprensión
e inseguridad grabaron en el corazón herido.
El amor alivia la herida que dejaron
los pensamientos dolorosos,
no cultiva las ofensas con las piedades
y autocompasión.
El amor perdona, da alivio, extingue
todo el dolor en el corazón.
Yo, paso a paso, estoy aprendiendo
a perdonar, a amar.
Yo estoy aprendiendo a descubrir
el valor dentro de cada vida,
de todas las vidas.
Estoy aprendiendo a descubrir
el afecto y aceptación de las experiencias
duras vividas a lo largo de los años.
Yo estoy aprendiendo a ver en las personas
su alma, y las posibilidades que Dios les dio.
Yo estoy aprendiendo, pero…
cómo es de lento el aprendizaje.
Cómo es de difícil amar como Cristo amo.
Aunque tropezando, yo estoy aprendiendo.
Aprendiendo a poner de lado mis propios dolores,
mis intereses, mi ambición y mi orgullo cuando
estos impiden el bienestar y la felicidad de alguien.
Como es de duro amar… pero quiero hacerlo.
y cada día es mi anhelo aprender a amar
como Cristo me amo, con una entrega absoluta,
sin interés, sin prejuicios y sin dolor…
sino con gozo.
"Por eso, queridos hermanos,
permanezcan firmes e inconmovibles,
progresando constantemente en la obra
del Señor, con la certidumbre de que
los esfuerzos que realizan por él
no serán vanos (1 Co.15, 58).
Fecha de publicación: 21. marzo 2012 
Categoría: Pensamientos Positivos |

Nuestra mejor protección. .



El Aura



Al igual que la tierra, el hombre está rodeado, por así decido, de una atmósfera, y esta atmósfera es la que la Ciencia iniciatica denomina aura. Es a través de nuestra aura que nos comunicamos con las fuerzas y las corrientes que circulan en el espacio; según las cualidades de nuestra aura, según su sensibilidad, su pureza, su fuerza, recibimos unas u otras influencias, o no recibimos ninguna. Vivimos rodeados de corrientes negativas, pero si tenemos un aura muy poderosa, muy luminosa, estas corrientes no pueden traspasada y llegar hasta nuestra conciencia para desquiciamos o molestamos. ¿Por qué? Porque antes de alcanzarnos, deben atravesar nuestra aura que actúa como una aduana en la frontera: no las deja pasar.

La calidad de nuestra aura, su capacidad para protegemos depende de nuestra forma de vivir.

El aura de aquél que se deja llevar por sus instintos inferiores, se convierte en una ciénaga que sólo atrae influencias oscuras y tenebrosas. ¿Cómo atraer cosas buenas cuando continuamente se crea en uno mismo una atmósfera destructiva con malos pensamientos, rencores y sentimientos de frustración? Sabed que en tal situación, aunque se nos acercaran cosas buenas, serían rechazadas por nosotros.

El problema que se os plantea, es, pues, el de saber trabajar con vuestra aura para que tan sólo reciba las corrientes favorables, creando así alrededor vuestro, una especie de campo magnético: que os protege e influye benéficamente en los seres que se os aproximan. Ignoran el motivo, pero cerca vuestro se sienten bien. En realidad, , lo que sienten, es una presencia, la presencia de seres espirituales atraídos por vuestra aura. Pues las entidades celestiales aman la luz y cuando perciben a un ser rodeado por esta luz, corren hacia él.

Es pues todo un trabajo que debéis realizar sobre vosotros mismos durante años, con el fin de atraer del universo todo lo que es verdaderamente bello y benéfico. Si yo os pregunto: "¿Os importan verdaderamente vuestra salud, vuestra belleza, vuestra paz, vuestra felicidad? ¿Queréis verdaderamente ser amados?" Me responderéis: "¡Sí, sí, es lo que más deseamos!" Entonces, ¿por qué no hacéis nada por conseguido? Todas estas bendiciones no os caerán del cielo, así, por casualidad. La mejor manera de atraerlas, es trabajar vuestra aura; gracias al amor la vivificáis, gracias a la sabiduría la hacéis más luminosa, más potente por la fuerza de vuestro carácter, y más limpia y clara mediante una vida pura. Aquél que con paciencia, con sinceridad, se consagra a la práctica de las virtudes, adquiere poco a poco un aura inmensa en la cual vienen a bañarse no solamente las criaturas celestiales sino también seres humanos que se sienten alimentados, apaciguados, fortalecidos y encaminados hacia una dirección divina.


Omraam Mikhaël Aïvanhov

jueves, 14 de junio de 2012

Una vida plena hasta la vejez (Parte I)


La persona entra en años; sin embargo, el ser viejo es el acuñamiento de un rasgo de carácter nacido de una forma errónea de pensar y de actuar. 

Aceptar la edad significa: no volverse viejo. El volverse viejo comienza con el quejarse mucho de lo penosa que es la vida terrenal. 

Ser joven no es sólo una etapa en el ciclo de vida de una persona, sino que es una postura interna que no está sujeta ni a un tiempo ni a una edad determinados. Que la persona sea joven o mayor en años, no es lo decisivo; depende de qué es lo que hace la persona con su vida. Eso es lo que cuenta y lo que revela cuán joven es ella anímicamente. 

El desarrollo de la vida terrenal depende de los pensamientos de la persona. Pues, tal como la persona piensa, así será a más tardar en la vejez.

Quien sólo gira en torno a sí mismo, es viejo, no importa cuántos años cuente su vida terrenal. 

Quien en la juventud y en la mitad de la vida reflexiona conscientemente sobre valores más elevados en la vida, aspirando también a ellos, en la vejez seguirá siendo dinámico y juvenil. 

Un consejo a los jóvenes: ¡No os dejéis llevar! 


Quien desee permanecer espiritualmente despierto y activo hasta en la edad avanzada, no debe dejar de aprender, y sobre todo, no tiene que perder de vista la meta de vida que uno se ha propuesto, porque lo que vale es: ¡Adelante, siempre adelante! Así, la meta a la que uno aspira va tomando cada día más forma.

El paso interno decisivo para el desarrollo de nuestra vida terrenal, sea en la juventud, en la mitad de la vida o en la vejez, es el reconocimiento de que toda la vida terrenal es un aprendi-zaje. Quien deja de aprender, no puede madurar espiritualmente. 

La vida es para el ser humano y para el alma una constante evolución. Un aprender que desem-boque en una nueva y más alta forma de pensar y de obrar, de más alcance, mantiene vivo al espíritu y joven al cuerpo. 



La persona, sea joven o vieja, debería luchar por hacerse consciente de que la vida terrenal sólo es la fase previa hacia una vida más elevada, y que el fallecer sólo es el paso a otra forma de existencia, que a su vez significa vida. El beneficio vital, del que hablan jóvenes y viejos, no reside en las múltiples distracciones de los sentidos, sino en las metas y en los pasos hacia una vida con una ética y moral más elevadas.

Aprender significa obtener claridad en sí mismo en la orientación hacia una meta de vida más elevada, y cumplir luego aquello que uno ha reconocido. Esto aporta seguridad interna, libertad interna, y la fuerza para seguir avanzando. 

Vivir conscientemente significa aprender conscientemente a afirmar cada etapa de la vida y sacarle provecho espiritual. Pues la calidad de vida más elevada, que se puede seguir desarro-llando y ampliando cuando uno va entrando en años, no sólo depende de los años, sino de la postura espiritual de la persona. Quien haya dejado de trabajar en sí mismo, tampoco desarro-llará valores éticos y morales, y tampoco dará buenos frutos para aportarlos a la sociedad. 

Sólo la vida verdadera, vivida, tiene significado, no así el placer por la vida terrenal.

También la edad madura nos ofrece muchas, muchas posibilidades, sobre todo cuando se va retirando el apremiante afán de subir hacia lo alto en el terreno profesional. Cuando el afán de querer y desear discurre por cauces más tranquilos y la edad exige una mayor tranquilidad de ánimo, más de uno puede descubrir sus aptitudes y disposiciones hasta entonces latentes y desarrollar sus talentos ocultos, para, si lo desea, ponerlos a disposición de sus semejantes. 

Vida es Dios. La vida verdadera, vivida, nos resguarda en la vejez de debilidades, de la soledad y del ser viejos. 

¡Quitémonos de encima lo viejo! Ahora vale: ¡Adelante, hacia nuevos horizontes! Lo que significa: ¡Demos nueva forma a nuestra vida! 

Si conseguimos considerar este cambio en nuestra existencia como una oportunidad para cambiar de perspectiva, seguro que pronto se nos ocurrirán posibilidades de dar a nuestra vida un sentido nuevo y bueno. Buenos propósitos durante mucho tiempo albergados y cuya realiza-ción se veía obstaculizada por las circunstancias, tal vez pueden ser realizados ahora. Si nos lo proponemos seriamente, pronto emergerá esperanza y la confianza en que más de una cosa cambiará para mejor. 

Nosotros mismos tenemos en las manos las riendas de nuestra vida y de nuestro destino. ¡Aprovechemos la nueva oportunidad! Merece la pena, no sólo para el aquí y el ahora, no sólo para esta vida terrenal. Muchas cosas pueden aún cambiar –entre otras cosas también podemos cambiar nosotros mismos. Así usted experimentará cuánta alegría y felicidad produce el contri-buir desinteresadamente a la alegría de otras personas.

El contenerse y ser discreto y estar desinteresadamente a favor y por otras personas es una virtud que podría practicarse y perfeccionarse especialmente en la edad avanzada. Tan pronto como la persona de edad lo haya reconocido, esto se convertirá en su postura básica, y así tendrá en sus manos la llave de una vida plena –también en la edad avanzada. Y la vida le «recom-pensará» a su manera: como hemos dicho, adquirirá mucha, mucha vida. Pues el seguir siendo útil a los demás en la edad madura es un ejercicio que da riqueza interna, especialmente a las personas de edad. 

Aspiremos a permanecer espiritualmente flexibles. Esto es posible por medio de un aprender consciente, pues cada día nos pone ante nuevas tareas. Quien diga un sí a ellas a partir de la fi-delidad interna hacia la vida, también las superará. Pues Dios es en todo la ayuda, el consejo, la respuesta, la solución, y Él ciertamente sabe conducir a Sus hijos humanos.

El reconocimiento temprano de que sólo somos huéspedes en la Tierra no se contentará con las costumbres antiguas y despreocupadas que se apoderan de muchas personas. Quien sea consciente de ello, siempre tendrá la mirada dirigida hacia el interior, al fondo del alma, donde vive Dios, teniendo la certeza de que Dios es amor, belleza, pureza, justicia; Él es la vida eterna. A partir de esta certeza, la sabiduría, la persona que tenga en cuenta la regla de oro para la vida obtendrá su beneficio para la vida: lo que no quieres que te hagan a ti no se lo hagas tampoco tú a nadie. Dios está siempre dispuesto a atendernos, a cada uno de nosotros, pues somos Sus hijos. 

Quien llena su vida terrenal con las reglas para la vida de Jesús, el Cristo, puede decir: la vida es imperecedera. En Cristo soy vida eterna. 

En realidad ninguna persona está sola. Dios, el Espíritu de nuestro Padre eterno, está en noso-tros.

Quien es consciente de esto, no es pusilánime; no se entrega a las debilidades de lo humano inferior. Desde la consciencia de la fuerza eterna, del amor y de la sabiduría, exigirá de sí lo más elevado. Esto le capacitará para servir a sus semejantes y a Dios y para llevar a cabo las obras del amor a Dios y al prójimo. La fuerza, el amor y la sabiduría de Dios le asistirán en todas las situaciones de la vida. 

Una persona que se atiene a la regla de oro para la vida, tiene en sus manos las llaves de la verdadera vida. 

La inmundicia que se ha amontonado como un obstáculo en el camino de nuestra vida, será eli-minada con el arrepentimiento, la purificación, y el no volver a hacer lo mismo, de manera que el Espíritu eterno, que es el amor, nos puede asistir y conducir.

¡Pidamos ayuda a Cristo! Él, que ama a cada uno de nosotros y que con tanto agrado quiere ayu-dar a cada cual, apoyará con toda seguridad nuestros movimientos positivos, así como quiere Dios, y animará las finas sensaciones de nuestra elevada imagen de existencia interna. Sin em-bargo, la decisión de dar el paso y el cambiar lo necesario, reside y está en manos de cada uno, en la persona misma. Cristo nunca intervendrá en nuestro libre albedrío, que es un componente esencial de nuestra herencia eterna. 

Hagámonos conscientes de lo siguiente: El miedo a cualquier enfermedad es el camino a la enfermedad. Por eso deberíamos acostumbrarnos a llenar nuestro corazón con la confianza en Dios, el Eterno, y a liberarnos de miedo, de envidia y de pensamientos de odio. 

¡Ten valor! Dirígete diariamente –si es posible, varias veces al día–, al infinito Espíritu del amor y de la misericordia en ti. Él conoce tus asuntos. Él conoce tus puntos débiles y los fuertes. Reza y confíate a Él. El eco que llega desde el fondo de tu alma es libertad, alegría, pureza y nobleza de sentimientos. Esa es la repuesta de Dios. El miedo que teníamos hasta ese momento ante lo ve-nidero, a la soledad, a dificultades y problemas, se convierte en acogimiento, que a su vez fluye desde lo más interno, del Eterno, que tiene en Sus manos tu vida; es el Padre de la eternidad. 

http://www.universelles-leben.org/cms/es/quienes-somos/el-mensaje-de-la-verdad/una-vida-plena-hasta-en-la-vejez.html

El Misterio de la Relación (parte II)

He oido la historia de un viejo monje zen.  Estaba en su lecho de muerte. Había llegado su último día, y declaró que esa noche dejaría de existir.  Entonces, los seguidores, los discípulos, los amigos comenzaron a llegar.  Se reunía gente de lugares lejanos y remotos.
Uno de sus viejos discípulos, al oír que el maestro iba a morir, corrió al mercado.  Alguien preguntó:
 _ El maestro está muriendo en su cabaña, ¿por qué corres al mercado?
El viejo discípulo dijo:
_ Se que a mi maestro le encanta cierto tipo de tortas; así que se la voy a comprar.
Fue difícil encontrar esa torta, porque ya no estaba de moda, pero a la noche, de alguna manera, la había conseguido.  Llegó corriendo con la torta.  Y todos estaban preocupados; el maestro parecía estar esperando a alguien.  Abría los ojos, miraba y volvía a cerrarlos. Y, cuando llegó el discípulo, dijo:
_ Bien, has llegado.  ¿Dónde está la torta?
El discípulo sacó la torta, y se puso muy contento cuando el maestro preguntó por ella.  Agonizando, el maestro tomó la torta en la mano, pero su mano no temblaba.  Estaba muy viejo, pero la mano no le temblaba.
Entonces, alguien pregunto:
_ Estás muy viejo y está a punto de morir.  Estás por exhalar tu último aliento, pero ¿no te tiembla la mano...?
El maestro respondió:
_ Nunca tiemblo porque no tengo miedo.  Mi cuerpo se volvió viejo, pero yo aún soy joven, y seguiré siéndolo aun cuando el cuerpo ya no esté.
Entonce, dio un mordisco y comenzó a masticar la torta.  Y entonces alguien inquirió:
_¿Cuál es tu mensaje, maestro? Nos dejarás pronto. ¿Qué quieres que recordemos?
El maestro sonrió y dijo:
_ ¡Ah! Esta torta es deliciosa.
Este es un hombre que vive en el aquí y el ahora.  El momento siguiente carece de significación.  En este momento, la torta está deliciosa.
Si puedes estar en este momento, en este presente, con plenitud, sólo entonces podrás amar.  El amor es un florecimiento extraño.  Sólo sucede de vez en cuando.  Millones y millones de personas viven con la falsa actitud de ser amantes. Creen que aman, pero se trata solo de su creencia.
El amor es un florecimiento raro.  A veces, sucede. Es raro porque sólo puede producirse cuan no hay temor;  nunca antes.  Esto quiere decir que el amor puede ocurrirle sólo a alguien profundamente espiritual, a alguien religioso.  El sexo es posible para todos; el conocimiento es posible para todos. Pero no el amor.
Cuando no tienes miedo, no hay nada que ocultar.  Entonces puedes estar abierto, puedes retirar todas las fronteras y puedes invitar al otro a entrar hasta tu centro mismo.  Y recuerda:  si permites que alguien penetre en ti tan profundamente, el otro te dejará penetrar en él o en ella pues, cuando le abres la puerta a alguien se genera confianza.  Cuando no tienes miedo el otro pierde los temores.
En tu amor siempre hay miedo.  El marido teme a la esposa, y la esposa le teme al marido.  Los amantes siempre están temerosos.  Entonces, no se trata del amor, es sólo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen una de la otra, peleando, explotando, manejando, controlando, dominando, poseyendo.  Pero no es el amor.
El amor es difícil.  Es necesario deshacerse del miedo.  Y esto es lo extraño; que estas asustado y no tienes nada que perder.
Kabir dijo en alguna parte:  "Analizo a la gente.  Están muy asustados, pero no llego a entender por que, dado que no tienen nada que perder"
Dice Kabir: "Son como alguien que está desnudo, pero que nunca toma un baño en el río, porque le da miedo; ¿dónde secará su ropa?  Esta es la situación en la que te encuentras: estás desnudo, sin ropa, pero siempre te preocupas por la ropa."
¿Qué tienes para perder?  Nada,  Este cuerpo te será arrebatado por la muerte.  Antes de que la muerte te lo quite brinda al amor.  Todo lo que tengas te será quitado por la muerte.  Antes de que te lo saquen, ¿por qué no compartirlo?  Es la única manera de poseerlo.  Si eres capaz de compartir y de dar, eres el maestro. Te lo van a quitar.  No hay nada que puedas retener para siempre.  La muerte lo destruirá todo.
Entonces, si me sigues bien, la lucha es entre la muerte y el amor.  Si puedes dar, no habrá muerte.  Antes de que puedan quitarte algo, ya lo has brindado, habrás hecho un regalo.
No puede haber muerte.  Para un amante, no hay muerte.
Para alguien que no es amante, cada momento es muerte, porque en todo momento algo le es arrebatado.  El cuerpo va desapareciendo, y él pierde en cada instante.  y luego llegará la muerte y todo será aniquilado.
¿Qué es el temor? ¿Por qué estás tan asustado?  Aunque todo se sepa de ti y seas como un libro abierto, ¿por qué temer? ¿Cómo puedes hacerte mal?  Sólo falsas concepciones, sólo condicionamientos sociales: que tienes que cosas, que tienes que protegerte, que tienes que tener una actitud constantemente hostil, que todos son enemigos, que todo el mundo está en contra de ti.
¡Nadie está en contra de ti! Aun cuando sientas que alguien está en contra de ti, tampoco lo está, pues todas las personas se preocupan por si mismas, no por tí.  No hay nada que temer.  Tienes que descubrir esto antes de que pueda aparecer una relación auténtica.  No hay nada que temer.
Medita acerca de ello.  Y, después, permite que el otro entre en ti, invítalo.  No crees barreras e ninguna parte; vuélvete un pasadizo siempre abierto, sin cerraduras, sin puertas, sin puertas cerradas.  Así, el amor se hace posible.
OSHO