La falacia básica que llevas en ti es que siempre amabas a alguien.
Esta es una de las cosas más significativas de todos los seres humanos: su amor es siempre por alguien, está dirigido, y en cuanto diriges tu amor, lo destruyes. Es como sí dijeras: "Respiraré sólo por ti, y cuando no estés aquí, ¿cómo voy a poder respirar?".
El amor debería ser como la respiración. Debería ser simplemente una cualidad tuya, estés donde estés, estés con quien estés, o incluso si estás solo, sigues rebosando amor. No se trata de estar enamorado de alguien, se trata de ser amor.
La gente está frustrada en sus experiencias amorosas, no porque haya algo de malo en el amor. Reducen el amor hasta tal punto que el océano de amor ya no puede permanecer allí. No puedes contener el océano, no es un pequeño arroyo. El amor es todo tu ser, el amor es tu divinidad.
Habría que pensar desde el punto de vista de sí uno es amoroso o no. La cuestión del objeto del amor no surge. Con tu esposa, amas a tu esposa; con tus hijos, amas a tus hijos; con tus sirvientes, amas a tus sirvientes; con tus amigos, amas a tus amigos; con los árboles, amas a los árboles; con el océano, amas al océano.
Eres Amor.
El amor no depende del objeto, sino que es una radiación de tu subjetividad, una radiación de tu alma. Y cuanto mayor es la radiación, mayor es tu alma. Cuanta más envergadura tienen las alas de tu amor, mayor es el cielo de tu ser.
Has vivido bajo una falacia común a todos los seres humanos. Ahora preguntas: "¿Soy capaz de amarte?", de nuevo la misma falacia. Pregunta simplemente: "¿Soy capaz de volverme amor?".
Cuando estés en mi presencia, no necesitas pensar en amarme; de otra forma, no has salido de tus falacias corrientes. Aquí tienes que aprender simplemente a ser amoroso. Por supuesto, tu amor también llegará a mi; también llegará a los demás. Será una vibración que te rodea, expandiéndose por todas partes. Y si hay mucha gente que simplemente emite su amor, su canción, su éxtasis, el lugar entero se convierte en un templo. No hay otra manera de hacer un templo. Entonces toda el área se llena de un nuevo tipo de energía, y nadie se siente perdido, porque el amor de tanta gente recae sobre ti; en cada una de las personas recae el amor de tanta gente.
Abandona esa falacia. La vida no es más que una oportunidad para que florezca el amor. Si estás vivo, la oportunidad existe, incluso hasta exhalar el último suspiro. Puede que hayas perdido toda tu vida; si en el último suspiro, tu último momento en la Tierra, puedes ser amor, no has perdido nada, porque un solo memento de amor equivale a toda la eternidad de amor.
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