Dios Dijo:
Tu mente es como un periodista, sólo que el periodista más parcial es más objetivo que tu mente.
Tu mente colorea todo. cuando escuchas las noticias acerca de la pre-elección presidencial en los EEUU, Por ejemplo, cuando eres un republicano incondicional, escuchas de cierto modo, y cuando eres un demócrata incondicional, escuchas de otro modo. El hecho de que estés a favor de uno o del otro hace una diferencia fenomenal en la forma en que piensas. Si estás a favor de uno o del otro, ni siquiera quieres oír lo que el otro bando tiene para decir.
Si estás a favor de las leyes de armas o en contra de ellas, sólo quieres oír que se promulgue tu postura. Realmente no te interesa escuchar al otro bando, como si sólo hubiera dos bandos en primer lugar. Cuando alguien opuesto a tu postura esté hablando, tú cambiarás el canal del televisor disgustado.
Y después hablan de objetividad. Bien podrías confesar que no la tienes.
Mira, no estoy diciendo que debas tener objetividad. No, para nada. Lo que digo es que debes admitir, aunque sea para ti mismo, que estás cargado de prejuicios. Tu mente con frecuencia decide antes de que empieces. ¿No es cierto?
En los temas más importantes, nadie se preocupa demasiado por lo que piensas. Quieren tu aprobación y tu voto, pero, de otro modo, no les importas. ¿Cómo podrías importarles? Ni siquiera te conocen.
Pero aquellos que viven contigo, y que trabajan contigo, y que son tus amigos, ellos sí se preocupan por cómo te sientes y qué piensas. Cuando haya un problema con los que te rodean, ¿considerarás dejar a un lado tus prejuicios y escucharás por un momento, dejando que la otra persona diga lo que tiene para decir mientras lo escuchas? Por el bien de sus corazones, tienes que hacerlo.
Verdaderamente, no es que tú tengas que estar de acuerdo. Pero debes escuchar porque todos los corazones necesitan ser escuchados, al menos, ser oídos. O mejor aún, ser comprendidos. ¡Oh, qué gran alivio es cuando alguien entiende lo que has estado tratando de decir! Cuando la gente te escucha, te ayudan a que sepas lo que quieres decir. Te prestan un gran servicio.
Cuando no le prestas atención a lo que los demás te están diciendo, estás desgarrándoles los corazones. Conoces el sentimiento de tener el corazón desgarrado. No te gusta.
Y no te cuesta nada escuchar lo que otro está sintiendo. No te cuesta nada escuchar, preocuparte por escuchar, y escuchar sin interrupciones. ¿Harás eso? ¿Ya no desgarrarás corazones? ¿Dejarás que los demás expresen lo que tienen en sus mentes y corazones? Sabes, por supuesto, sea cual fuere el asunto y no interesa cuán importante haya parecido ser, puede haber sido un gran lío por nada. Incluso podrías hallar que, cuando escuches, ¡ambos estén diciendo lo mismo!
Cuando Me hablas o Me escribes, te escucho. Te escucho con Mis oídos y te escucho con Mi corazón. Sabes que lo hago. Puedes hablarme todo el tiempo que quieras. Te presto un gran servicio, alentarte a que organices tus pensamientos y aclares tus sentimientos.
Y ahora, ¿darás algunos minutos para que la gente que se preocupa por ti te revele sus corazones? ¿Y les harás saber a ellos que escuchas lo que están diciendo y que los respetas lo suficiente como para escucharlos, realmente escucharlos?
Traducido por: Cecilia R
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