Ha llegado la hora de Despertar. De un modo u otro, todos los seres humanos pueden sentirlo...
De repente el trabajo que realizamos desde hace tiempo deja de interesarnos. Y si arrastramos ese sentimiento durante un largo período, pero no lo dejamos por miedo a la falta de seguridad económica, un día nos despiden.
O entonces nos damos cuenta de que con nuestra pareja ya no hay comprensión mutua, que el puente entre ambos se ha roto. O por el contrario, ya no queremos seguir estando solos.
Quizás por primera vez en nuestras vidas nos damos cuenta de que nos merecemos algo mucho mejor que lo que estamos viviendo, en algún aspecto de nuestras vidas, o en todos...
Descontento, insatisfacción, incertidumbre, desorientación... Estos sentimientos pueden estar acompañándonos desde hace tiempo. Afortunadamente todo esto sigue un plan, y cumple un propósito: tenemos que despertar a nuestra realidad espiritual, debemos darnos cuenta de quiénes en realidad somos, y reconocer, por fin, nuestro Yo verdadero: un ser de puro Amor, paz y luz.
Pero no es un proceso fácil... Primero hay que reconocer y dejar que salga a flote todo aquello que no es Amor, y que ha estado escondido en las sombras.
Transformar las emociones, superar el miedo, meditar a diario, y arriesgarnos a hacer todos los cambios que nuestra alma implora que hagamos, es sumamente importante en estos momentos. Si no hacemos nada de esto caemos enfermos, o nuestra vida se convierte en un continuo sin-sentido.
Informarnos también es importante, buscando la sabiduría de fuente fiables, y la experiencia de personas que recorren este camino de crecimiento desde hace tiempo.
También es necesario comprender que no basta con leer blogs o libros. En este camino hay que dar pasos concretos, hacer cambios específicos, y no dudar en pedir ayuda si vemos que solos no podemos transitar este trecho del camino.
No hay escapatoria para este proceso... Todos estamos siendo empujados a hacer cambios y crecer espiritualmente. Podemos hacerlos por libre y propia iniciativa, y entonces el camino se torna más fácil y fluido. O podemos resistirnos, y agarrarnos con uñas y dientes a lo que en realidad debemos dejar partir. En ese caso nuestro camino estará lleno de dolor y sufrimiento...
No existen las víctimas, pues todo lo que nos sucede tiene un motivo: nos brinda la oportunidad de aprender y crecer. Y siempre tenemos una opción, siempre podemos cambiar la dirección de nuestras vidas.
Por eso no tiene sentido echarles la culpa a los demás, ya sean a nuestros padres, nuestra pareja o a los políticos. Cada uno debe hacer su parte, y la mejor manera de contribuir al cambio planetario que estamos atravesando es que cada uno cambie dentro de sí mismo.
Siempre contamos con el libre albedrío. Y dependiendo de lo que elijamos hacer, a cada momento, estamos creando para nosotros mismos un infierno, o el paraíso aquí, en la Tierra.
2012 – Enriqueta Olivari.
Se pueden reproducir los contenidos,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario