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"Te advierto, quien quieras que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses." ORACULO DE DELFOS

domingo, 24 de junio de 2018

Cuarto principio (2/2)

MARAVILLOSA Semana!!!
Construye tu destino
Por Wayne W. Dyer

Cuarto principio (2/2)



EL VALOR DE LA DISCRECIÓN

Establecer un contacto consciente con el más alto poder infinito que lo ha creado todo es algo muy íntimo. Los naguals (un término de los indígenas americanos con el que se designa a los maestros o brujos espirituales) y los místicos que practican y enseñan estos métodos, preservan su intimidad. Además, consideran como una violación de su confianza sagrada el hablar a otros acerca de sus habilidades y las «coincidencias» de la buena fortuna.
Nuestro poder se ve debilitado cuando hablamos a otros de nuestros esfuerzos por manifestar. En general, cuando escribimos estas actividades lo hacemos porque el ego ha penetrado en la imagen. Esta clase de enfoque disipa considerablemente nuestro poder de atracción.
Es propio de la naturaleza humana hablar a los demás acerca de los problemas, porque deseamos aliviar la influencia que ejercen sobre nuestra vida. Al compartir, esperamos aliviar algo la presión del problema. Del mismo modo, cuando articulamos nuestro poder para atraer algo, nuestra atención se desplaza hacia las reacciones de aquellos en quienes confiamos. La energía se dispersa entonces en la dirección de tus reacciones, del mismo modo que sucede cuando compartimos los problemas. En el momento en que un pensamiento se presenta a otra persona, se ve debilitado. Mantén tu singular capacidad para atraer lo que deseas en el plano de lo privado.
Tu energía etérea es tuya y nada más que tuya. Puedes aprender a proyectarla hacia el exterior e influir en tu entorno de una forma que jamás hubieras imaginado. No obstante, y para poder utilizar esta energía extraordinaria en el proceso de la cocreación, tiene que seguir siendo tuya y sólo tuya. Si hablas a otra pesona sobre ella, la energía disminuye. Se desplaza entonces hacia el interés por la buena opinión del otro.
Esta energía superior, que es infinita, tiene que crear sus propios vehículos para la manifestación, y lo hará en la intimidad. Esta sabiduría infinita y superior que lo ha creado todo es una fuerza vital que reconocerás una vez que te hayas familiarizado con su naturaleza.

LA NATURALEZA DE LA FUERZA VITAL

Es difícil comprender una fuerza que no podemos ver, tocar, oír u oler y que, sin embargo, sabemos que existe. Como la electricidad, por ejemplo. Se enchufa el aparato y no se puede ver, tocar, oler u oír nada de lo que sucede, pero el secador eléctrico responde cuando se aprieta el botón del encendido.
La fuerza vital es eléctrica por naturaleza, independientemente de dónde parezca estar localizada. En nuestros propios cuerpos, el chi o prana, la fuerza vital, fluye en diminutas cargas a lo largo de nuestros nervios, de una célula a otra. Los antiguos curanderos hawaianos, conocidos como Kahunas, creían que las formas de pensamiento podían llevarse de un lado a otro a lo largo de esta corriente. Creían que los pensamientos tenían cuerpos indefinidos, microscópicos y casi invisibles. Esta clase de percepción permitía a los Kahunas participar en prácticas curativas fenomenales. Eran capaces de transmitir la voluntad de curar a lo largo de estas corrientes y de facilitar la salud ahí donde había existido la enfermedad.
He visualizado una corriente fluyendo entre mi pensamiento y una zona dolorosa o enferma de mi cuerpo. Mediante el uso de mi voluntad y la visualización de la corriente, envío mensajes desde mi voluntad a esas zonas para liberarlas del dolor o para curar la herida. Y he obtenido resultados asombrosos. Los cuerpos indefinidos de mis pensamientos se convirtieron así en cosas que yo podía enviar a lo largo de esta corriente invisible, y como yo creía que funcionaba, funcionó.
Esta es una buena forma de pensar en la fuerza vital, que también es la fuerza de Dios, que lo ha creado todo. Es invisible, de naturaleza eléctrica, está siempre fluyendo y se ve siempre atraída hacia aquello que se conecta con su fuente. Una segunda característica de la energía de la fuerza vital es que siempre está en expansión y que su suministro es ilimitado.
La naturaleza del universo es la abundancia. Va más allá de nuestros conceptos de principio, final y de límites. Cuando creemos haberla categorizado y encerrado dentro de unos límites espaciotemporales, se expande más allá de nuestra conciencia, casi como si tuviera que alejarse aún más de la observación. Esta fuerza se halla en continuo movimiento, siempre en expansión y es ilimitada.
Tú eres un aspecto de esa fuerza y, en consecuencia, también huyes, también te expandes y eres ilimitado. Si observaras tu cuerpo a través de un microscopio con un alto poder de resolución verías que estás compuesto de espacios vacíos, con partículas en continuo movimientos que no tienen forma material. Al enfocar la lente sobre las partículas, verías que se mueven a velocidades increíbles, más allá de tu capacidad para medirlas. Al mirar hacia el exterior, a través del telescopio, te encuentras con los mismos fenómenos. Es decir, el universo que existe dentro de ti y el que existe fuera de ti funcionan de la misma manera.
Forma parte de tu naturaleza el poder para atraer, expandirte y ser ilimitado. La fuerza está en ti y fuera de ti. La fuerza eres tú. Al conocer la naturaleza de esta fuerza y verte a ti mismo como una expresión divina de ella, y al aprovechar el poder que te permite imaginar un deseo y utilizarla con un conocimiento íntimo, cariñoso y alegre, puedes usar esa fuerza vital de formas que serían impensables con tu visión condicionada de ti mismo.

He aquí unas pocas sugerencias para poner en práctica estas ideas en tu vida y empezar a dominar el cuarto principio espiritual de la manifestación.


ALGUNAS IDEAS PARA APLICAR ESTE PRINCIPIO

• Por la mañana, al levantarte, tómate un momento para estar a solas y pregúntate: «¿Cómo se produjeron las condiciones de mi vida que me gustaría cambiar?», «¿Cómo puedo facilitar el establecimiento de un contacto consciente con mi fuente de energía ilimitada e invisible?».
Estas dos preguntas, planteadas repetidas veces, empezarán a crear sus propias respuestas. Recuerda que es el espíritu el que otorga vida y movimiento a todas y cada una de las cosas, incluido tú mismo. Eso es lo que causa tu misma existencia. En consecuencia, lo que realmente estás pidiendo es unirte con el espíritu de tu vida.
Pronto te darás cuenta de que las condiciones de tu vida han sido manifestadas por ti mismo, aun cuando no fueras consciente de ello. Tus pensamientos e imágenes mentales de carencia, escasez, ensimismamiento, autoritarismo, enfermedad, culpabilidad, preocupación y otros similares son los que has situado en el espíritu universal y así se han manifestado en tu vida. La segunda pregunta fluirá a partir de la respuesta a la primera.
Puedes acelerar tu contacto consciente irradiando una clase de imagen mental totalmente nueva, al mismo tiempo que aplicas el cuarto principio.

• Explora la posibilidad de que la razón por la que crees que la vida es limitada sea porque has asumido que esa limitación está en tu propia vida.
En el mundo de la naturaleza, la vida, el amor y la belleza se reproducen visiblemente. Tú también formas parte de la naturaleza. ¿Incluye tu visión de la vida el proceso creativo natural que se reproduce dentro de ti mismo? ¿Has asumido una visión de la vida propia de un ingeniero, con una conclusión mecanicista de causa y efecto?
Quizá podrías cambiar esta idea de la causa y el efecto, verlos como una ley, pero no como la ley. La ley de la mente originadora está más allá del mundo de los límites y las mediciones. Tú te originaste a partir de esta ley, y tu imaginación es un ejemplo perfecto de ello. No hay reglas, ni límites, ni formas. ¡Todo es ilimitado!
La fuente de tu imaginación es la fuente divina. Es aquí donde estableces ahora contacto con la fuente de luz, en eterno movimiento, siempre viva. Permanece en este lugar y experimentarás el contacto consciente con la inteligencia divina que lo ha creado todo.

Sea cual fuere la imagen que puedas crear mentalmente, esta te ayudará a saber que la energía creativa fluye a través de ti. Tu imagen mental también aporta una dirección al flujo de energía. Y determina su eventual aparición en forma material.
Con tu imagen no estás forzando nada. El esfuerzo agotador es contraproducente para la manifestación porque implica la idea de una fuerza que hay que superar. Rechaza la idea de forzar nada o de plantear demandas. En lugar de eso, imagina el conocimiento creativo que te permitió llegar hasta este mundo de la forma. La fuente de la creación es una energía cariñosa, fluida, suave y pacífica. Cualquier intento por cambiar eso con exigencias o con un esfuerzo agotador no hará sino inhibir el flujo.

Es vital que incorpores en tu imagen mental el concepto de un principio y un final, o de un primero y un último. Al aplicar este pensamiento alfa y omega, estableces que primero es el pensamiento, el principio, lo que crea la forma, que es el final.
El pensamiento encuentra forma en algo situado en el tiempo y en el espacio. La expresión del pensamiento en la forma implica un desarrollo gradual, con un principio y un final.  No limites nunca el espíritu de ninguna forma. Si experimentas alguna clase de fricción, eso significa que existe un error en tu pensamiento y en tu proceso de formación de imágenes, no que la fuerza creativa funcione de modo incorrecto. No puedes originar la fuerza originadora, sino sólo distribuirla.
Limítate a comunicarle al espíritu lo que deseas, sin decirle cómo deseas que suceda. Luego retírate, lleno de fe y confianza. No necesitas especificar los detalles, simplemente prepárate para verlos particularizarse en una disposición infinita de posibilidades. ¡Permanece atento para detectar los indicios!
Guárdate tus imágenes mentales para ti mismo. Lo que deseas atraer es una cuestión íntima, algo entre tú y Dios. Discutirlo con los demás no hará sino disipar la energía en la dirección del ego y de las opiniones de los demás.
Sé discreto y silencioso de cara al exterior, al tiempo que mantienes interiormente la fe en tu capacidad para establecer el contacto consciente con la energía que es la fuente de la existencia. Despréndete de la necesidad de convencer a los demás de lo correcto de tu postura. Permanece al margen de la opinión de los demás y concéntrate en tu capacidad para atraer aquello que piensas que falta en tu vida.
Examina todas las cosas de las que careces. Luego, di para ti mismo: «He creado todo esto con mis pensamientos, condicionamientos, creencias y acciones». Sólo al reconocer que siempre has atraído hacia ti aquello que has irradiado hacia el exterior, en forma de energía invisible, podrás utilizar esta misma energía de una manera mucho más productiva.
Destierra cualquier sentimiento de culpa sobre tus acciones del pasado. No existe pasado en la fuerza creativa de la energía. Sólo existe un ahora universal. Ahora sabes que no has hecho sino manifestar las cosas que supiste atraer en el pasado, y vas a cambiar eso. Has atraído precisamente todo aquello que necesitabas en cada uno de los días de tu vida que constituyen el ahora universal. Y en este mismo ahora, vas a asumir una nueva pauta de energía que te conducirá al cuarto principio de la manifestación.
Nada está fuera de ti. Puedes atraer cualquier cosa una vez que sepas que existe en la conciencia de tu mente y que tiene que materializarse a partir de tus nuevos pensamientos. Sé responsable y confía, y verás funcionar casi inmediatamente tu poder de atracción.

El pensamiento es acción creativa. No es ni bueno ni malo. No obstante, aquellos pensamientos sobre los que más meditas son los que determinan qué poseerás o no poseerás. Aquello en lo que pienses es aquello en lo que te convertirás.
Sé consciente de los pensamientos o imágenes que pueden manifestar algo que no deseas. Si tus condicionamientos te impulsan a pensar en términos de pesimismo, o de imposibilidades, o hacen que utilices tus desgracias pasadas como excusa para no tener una vida más feliz y abundante, erradica esos pensamientos de tu mente. Si descubres que no haces sino quejarte ante los demás, recuerda que tus quejas no son más que una manifestación de tus pensamientos.
Dirígete directamente al poder que te permite tener pensamiento, y pídele que te ayude y te guíe hacia nuevas formas de crear imágenes mentales. En cuanto te descubras inmerso en pensamientos o quejas, puedes iniciar la formación de esas nuevas imágenes. Este nuevo proceso de formación de imágenes mentales te resultará muy fácil una vez que comprendas que estás conectado con el poder que permite que atraigas todo aquello que deseas.
Por difícil que sea de concebir, debido al condicionamiento del ego, lo cierto es que eres una de las formas mediante las que Dios se ha particularizado en este mundo material.

Empieza a actuar como si ya existiera en tu vida aquello que quisieras atraer. Si deseas crear curación, formula la imagen, irradia hacia el exterior esa energía para conectar con la energía que todo lo ha creado, sé alegre y confía en tu conocimiento, no lo compartas con nadie y luego empieza a actuar de una manera nueva y saludable.
El universo te dará algunas pistas mínimas para empezar tus nuevas acciones. Proceder a actuar de acuerdo con tu imagen mental permitirá acelerar el proceso.
Si deseas materializar más prosperidad, inicia el proceso de pensar en la abundancia y de actuar también del mismo modo. Da gracias por todo lo que se ha manifestado en tu vida. Examina las posibles maneras de mostrar tu agradecimiento y corre algunos riesgos, sabiendo que aquello que deseas atraer ya es una energía que compartes. Cómprate algo especial y entrega algo a alguien menos afortunado, aunque tu ego lo rechace.

Hojas de hierba, de Walt Whitman, es uno de mis libros favoritos. Te recomiendo que leas diariamente pequeños fragmentos, como hago yo con frecuencia. He aquí una parte que habla de nuestra unicidad con la energía divina.

A través de la inmensidad informe del espacio, ¿cómo pensaría yo, cómo respiraría, cómo hablaría si, desde mí mismo,
no pudiera lanzarme hacia esos universos superiores?
Me sobrecogen de pronto el pensamiento de Dios,
la naturaleza y tus prodigios, el tiempo, el espacio y la muerte, pero me vuelvo y te invoco, oh alma, oh, mi ser real, y he aquí que dulcemente dominas a los astros,
te unes al tiempo, sonríes satisfecha con la muerte,
y llenas y expandes las inmensidades del espacio.

La palabra clave en este pasaje es, según mi opinión, «mi ser real». Lo mismo puede aplicarse a ti, que a Walt Whitman, o a cualquier otra persona en el universo.

Con esto concluye la exposición del cuarto principio de la manifestación espiritual. En pocas palabras, este principio nos dice que hay una inteligencia y un poder creativo y sensible en toda la naturaleza. Y esa inteligencia es dócil a nuestras sugerencias.
Tú formas parte de la naturaleza y de esta inteligencia, que es mayor que cualquier individuo. El individuo que eres, también es una forma particularizada de esa inteligencia. Este infinito poder se encuentra en todas las cosas y en todo el espacio y se manifestará desde la energía espiritual o informe que existe en el mundo invisible, hasta el mundo de la forma y de los límites.

Una vez que sepamos esto más allá de toda duda y que lo pongamos en práctica en nuestras vidas, veremos las imágenes de los deseos de nuestro corazón transformadas en nuestra realidad exterior. El quinto principio explica la importancia de nuestros sentimientos, absolutamente dignos de recibir estos dones.

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