* Reiki * Energía de Amor Divino

Re-encuentra tu Auto sanación Física * Armonía Emocional * Claridad Mental * Protección Energética

Re-conoce la herramienta que Re-active tu AUTO-MAESTRÍA

Re-conecta tu Ser con El Amor Divino que es este Universo y date Permiso para un FIN*INICIAL en tu Vida!!!

Te invitamos a través de * Loto Blanco * y el Grupo Avatar Armonía a formar parte del Servicio Activo para el establecimiento de la Nueva Tierra de 5ta Dimensión!

NAMASTÉ!!!

"Te advierto, quien quieras que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses." ORACULO DE DELFOS

domingo, 28 de mayo de 2017

Obligar a recibir

¡MARAVILLOSA Semana!!!

Dos madres judías charlan:
-Mi hijo es un médico magnífico -afirma la primera-o ¡Es absolutamente necesario que vayas a verlo!
-Pero es que yo no tengo nada -responde la otra-o ¿Por qué he de ir?
-Es un médico tan bueno que... -explica muy orgullosa la primera- aunque no tengas nada te encontrará algo.


A veces tratamos de ayudar, pero al hacerlo quizá hagamos daño obligando al otro a recibir algo que no nos pidió.

El trabajo de curación exige una delicadeza extrema. No es una ocupación que permita exaltar el Yo personal del que cura, ni pulir su celebridad y renombre. Cuando se quiere sanar a alguien, hay que hacerlo con todo el respeto, intervenir discretamente y jamás obligarlo a recibir nuestro servicio. En cuanto intentamos probar que somos una maravilla como curanderos, causamos un enorme perjuicio.

¡Desconfiemos de las personas que hacen profesión de curar con el objeto de autoafirmarse! Gurdjieff decía: «Son tan perezosos para ayudarse a sí mismos que quieren ayudar a los otros». Desean valer, ser poderosos, y practican con los demás.

Perdemos años de nuestra vida depositando la confianza en personalidades fuertes que se hacen pasar por infalibles. Piensan que lo que creen es la realidad. A veces, casi siempre demasiado tarde, se dan cuenta de que se equivocan:

Un médico es llamado junto al lecho de un enfermo. Después de haberlo examinado en privado pasa a la habitación de al lado y dice a su esposa:
-No se inquiete, señora, su marido no tiene nada. Simplemente cree que está enfermo.
Una semana más tarde, el doctor telefonea:
-¿Qué me dice, señora? ¿Cómo va su marido?
-Igual, imaginándose cosas. Ahora simplemente cree que está muerto.


La realidad puede ser una cosa distinta de lo que creemos. Muchas veces la persona que insiste en darnos un consejo no nos lo está dando a nosotros, sino a sí misma:

-¿Cómo fue? ¿Hizo efecto el medicamento que le receté? -pregunta un médico a su paciente.
-¡Claro que sí! ¡Me ha hecho muchísimo bien!
-¿De veras?
-¡Sí, de veras!
-Ya que usted lo dice, voy a probarlo yo: tengo el mismo problema, que tenía usted.


Este médico prescribe remedios que él mismo no ha probado. Da consejos para ayudar a las personas a solucionar un problema cuando, sin embargo, él experimenta en carne propia ese mismo problema. 

En una historia iniciática hindú, atribuida a Gandhi, la actitud del sabio es muy distinta:

Una madre visita a un gurú para pedirle que hable con su hijo y lo induzca a que deje de tomar azúcar. El gurú comprende su petición y le propone que regrese una semana más tarde. Así lo hacen. En esta ocasión, el gurú se dirige al niño:
-Muchacho, ¡deja de comer azúcar!
Sorprendida por la brevedad de su intervención, la madre pregunta al gurú:
-¿Para esto tuvimos que esperar una semana? ¡Usted podría haberle dicho lo mismo la primera vez que estuvimos aquí!
-Les hice esperar una semana porque, entonces, yo aún tomaba azúcar.

Cuando buscamos un consejo, la elección del consejero requiere una atención rigurosa. Una cosa es el conocimiento que adquirimos deduciéndolo de palabras; y otra, el conocimiento que resulta de la suma de acciones que hemos hecho para adquirirlo. Un curandero no debe recomendar una acción que él mismo no es capaz de cumplir.

Algunas personas, por miedo o pereza de trabajar en sí mismas para conocer su auténtica naturaleza, sintiéndose mutiladas de su tesoro interior se inventan creencias, sentimientos, deseos y aspiraciones, mintiéndose sin cesar. En todas sus relaciones aparentan ser lo que no son. A causa de esto, en cuanto se encuentran frente a una persona verdadera, se inquietan y tratan consciente o inconscientemente de dañarla. El mejor modo de hacerlo es dando «amistosos» consejos, que son empujones hacia una vida falsa y, por eso mismo, destructiva.

A pesar de todo, con lo que consideramos «nuestros defectos» podemos llegar a realizarnos.

Un campesino se queja de su pobreza ante el rey por no tener medios con los que llevar a vender sus legumbres al mercado. El monarca le ofrece un regalo:
-¿Qué deseas?
-¡Majestad, un caballo me salvaría la vida!
El rey accede y se lo otorga. El campesino se queja:
-Majestad, no puedo aceptar este animal. No me sirve. No sabe avanzar, sólo retrocede.
El rey le dice:
-Te quedarás con él. Solucionar tu problema es simple. Ponle la montura al revés, siéntate mirando hacia su cola y haz que vaya a donde quieras a reculones.


Lo que llamamos «nuestros defectos» puede ser más tarde el motivo por el cual los otros nos admiren. El escritor y artista francés Jean Cocteau dijo una vez a su amigo el actor Jean Marais, que se quejaba de tener una voz desagradable, «Tus defectos serán más tarde para los otros tus cualidades, siempre que insistas».
ALEJANDRO JODOROWSKY
Cabaret místico


domingo, 21 de mayo de 2017

La clase de conducir

¡MARAVILLOSA Semana!!!

Es un mal día para Jacobo, porque debe impartir la primera clase de conducir a su hijo Moisés, que no está muy bien capacitado para ello. En una pendiente, fallan los frenos del vehículo.
-¡Papá! ¡Papá! ¡Qué desgracia! ¡Qué hago, Dios mío, no puedo detener el coche! -grita Moisés.
-¡Cálmate, hijo, cálmate! -le dice el padre- Para detenerlo, intenta estrellarte contra algo que no
sea demasiado caro.


Ambas personas están en peligro, pero una de ellas es capaz de conservar la calma, de no pensar en la muerte, sino en el modo de salir de la situación lo menos desplumado posible.

El padre guía al hijo, a fin de que éste sólo cause un mínimo de estragos. Ello significa que, en un período de crisis, debemos mantener la consciencia completamente despierta, con el objeto de disminuir los daños... Al considerar que todo se desploma, algunas personas comienzan a destruir todo cuanto pueden. Sin embargo, hasta el último momento, existe siempre la posibilidad de hacer algo que salve la situación. Un campeón de karate nos dirá: «Al caer, todavía no has perdido. Mientras vas cayendo aún puedes propinar una patada que tal vez te lleve a obtener la victoria».

Comprendemos con esta última frase que nos debemos entregar a la crisis, porque en lo más profundo de ella se encuentra la solución. Es necesario entrar ahí esforzándonos por tener la mayor calma posible, pensando que nuestro inconsciente no está contra nosotros sino a nuestro favor. Poseemos un aliado interno, al que debemos dejar que se manifieste... Un violinista, teniendo un violín a su disposición, puede tocar una música sublime; pero sin instrumento, no hay música. Del mismo modo, aunque posea un Stradivarius, si no sabe tocado, tampoco habrá música. El encuentro de un espíritu con un instrumento produce la melodía. Cierto es que esa música puede ser altamente espiritual o bajamente comercial.

En plena plegaria del Sábado, se escuchan las vociferaciones de una discusión que viene del
fondo de la sinagoga. El rabino se dirige hacia los perturbadores y se encuentra con David y Abraham.
-¿Qué significa este escándalo?
-Rabino, ¡Abraham insiste en que el negro no es un color! –dice David.
-¡Claro que no es un color! -exclama Abraham.
-Rabino -insiste David-, usted que es un sabio, díganos: ¿el negro es o no es un color?
-Por supuesto que es un color. Y, ahora, calmaos...
El rabino regresa al sitio de sus plegarias, pero unos instantes más tarde la disputa vuelve a
comenzar. El rabino se acerca otra vez a los dos hombres.
-¡Os pedí que os calmarais! ¿Lo comprendisteis?
-Pero, rabino, ¡es que ahora Abraham insiste en que el blanco no es un color!
-¡Insisto: no es un color! -grita Abraham.
-Díganos, rabino, ¿el blanco es o no es un color?
-Yo diría que, efectivamente, el blanco es un color...
-¡Ah! ¿Lo has oído, Abraham? ¡El rabino ha dicho que el negro es un color y que el blanco
también es un color! ¡Reconoce, por tanto, que te he vendido un televisor en color!


Lo que llamamos Dios interior, poderosa energía que anida en las profundidades de nuestro ser, es el lazo que nos une al Misterio Supremo. Cuando empleamos esa energía para el bien propio, de los otros y del planeta, la podemos llamar Dios. Si la empleamos para autodestruirnos, dañar a los demás y al planeta, podemos llamarla Demonio. Dios
interior, Demonio interior, la energía primordial es la misma, su santidad o maldad dependen del uso que hacemos de ella.

Pero hay algo peor que emplear bien o mal al Dios interior: negarse a emplearlo. En ese caso, vivimos huyendo de una entidad que consideramos extranjera, sumergidos en nuestro limitado Yo personal, creyendo que sólo somos lo que nos han enseñado a ser, es decir, nada. Cuando se nos habla de nuestra joya interna, de una dimensión que existe más allá de nuestra razón, pensamos que es una ilusión, sin sospechar que el Yo personal-al que equivocadamente llamamos Consciencia- es una ilusión y que nuestra parte impensable es la realidad.

Un proverbio zen dice: «Para que nazca un pollo, la gallina debe picotear el huevo desde fuera, mientras que el pollo, al mismo tiempo, debe picotear la cáscara desde dentro». El Dios interior nos habla todo el tiempo. Tenemos que aprender a oírlo. Los magos dicen: «Querer, osar, poder, callar». 

Por callar debemos comprender:
«Cesar la ilusión de creernos separados, crear el silencio», es decir, obedecer. Somos el violín. El Dios interior es el músico. Sin violinista no hay melodía. El violín no puede tocarse a sí mismo.

Subido a una escalera, un obrero repara el canalón del tejado de una granja. De pronto pierde el equilibrio y cae en la fosa séptica. Se pone a gritar:
-¡Fuego! ¡Fuego!
El granjero y sus hijos acuden corriendo y lo sacan del hediondo sitio. Después, el granjero,
enojado, le pregunta:
-Pero, insensato, ¿por qué gritaste «¡Fuego! ¡Fuego!,,?
-Si hubiera gritado «¡Mierda! ¡Mierda!", ¿habrían venido ustedes?


El mejor método para alcanzar la sabiduría es imitarla. Ante conflictos, elecciones difíciles o dudas, podemos preguntarnos: «¿Cómo se comportaría un sabio en este caso?». Y actuar conforme a lo que imaginemos que éste haría.
ALEJANDRO JODOROWSKY
Cabaret místico

lunes, 15 de mayo de 2017

Un modelo que no se debe imitar


¡MARAVILLOSA Semana!!!

A la salida de un espectáculo, una dama suplica a una corpulenta cantante:
-¡Me gustaría muchísimo tener una foto suya de cuerpo entero!
-¡Se la daré de inmediato! -responde, halagada, la cantante- ¿Es para colocarla en algún álbum?
-No -contesta la dama- 
Quiero ponerla en la puerta de mi frigorífico, así me obligo a seguir mi dieta.

Vemos aquí el encuentro de dos puntos de vista diferentes. Es cierto que, en la base, todos vivimos en la misma realidad pero no en el mismo mundo mental. Cada cual proyecta sus deformaciones interiores en el exterior. Muchas veces, no sabiendo quiénes somos, para vivir entre los demás nos colocamos una máscara que corresponde a lo que ellos creen que somos. Tenemos limitadas medidas personales, que aplicamos como si fueran normales; lo que se parece a lo que creemos ser nos
proporciona seguridad, lo que es distinto despierta nuestra desconfianza y agresividad. No somos conscientes de que hablamos con un mismo idioma lenguajes diferentes.  Vivimos dando a las cosas y a los hechos significados muchas veces opuestos a los de los demás.


Una niña le dice a su madre:
-Mamá, por favor, dame dos euros para un pobre señor que está gritando en la calle...
-Por supuesto -responde la madre-o ¿Qué es lo que grita ese pobre señor?
-Grita: «¡Helados! ¡Dos sabores, dos euros!».

Cada ser viviente tiene de la realidad un punto de vista distinto. Ser parecidos no es ser iguales. El camino de la Consciencia exige el damos cuenta de nuestra esencial diferencia. «Todos iguales obedeciendo a un solo jefe» es tiranía. «Todos diferentes colaborando en una meta común» es democracia.


Se encuentran dos africanos en la plaza de su aldea. Uno le dice al otro:
-Ayer fui a la selva y me encontré con un león que me hizo fsss...
-¡Mentiroso, los leones no hacen fsss! ¡Hacen groaarrrrl
-Es que éste estaba de espaldas.


¿Qué es lo bueno, qué es lo malo? Un cuento sufí narra cómo un sabio, cuando su hermoso alazán rompe la puerta del establo y escapa, y sus vecinos vienen a compadecerlo, con una dulce sonrisa les responde: «Quizá sea para bien». Seis meses más tarde el alazán regresa acompañado de diez caballos salvajes que lo consideran jefe de la manada. Cuando los vecinos acuden a felicitarlo, el sabio responde: «Quizá sea para mal». El hijo del sabio quiere domar uno de los caballos. Y éste, indómito, lo lanza a tierra cuando lo intenta. Al joven se le rompe una pierna y queda cojo para siempre. El sabio dice a los vecinos que vienen a consolarlo: «Quizá sea para bien». Estalla la guerra y todos los muchachos de la aldea son obligados a incorporarse en el ejército, excepto el hijo del sabio, a causa de su cojera... Y así, de bien en mal, de mal en bien, se establece una cadena en la que las causas y los efectos no pueden definirse como positivos ni como negativos. La mirada que sólo ve
el presente, es limitada. El sabio observa las cosas desde un tiempo eterno.


Un automovilista, furioso por haber tenido que frenar en seco
 para evitar el choque con el coche que le precede, exclama:
-¡No vale la pena preguntarse si es una mujer la que conduce!
Para su gran sorpresa, es un hombre. 
Entonces exclama:
-¡Seguro que es su madre quien le ha enseñado a conducir!


Se puede decir que el conductor es misógino. Para él son siempre las mujeres quienes conducen mal... Pero, profundizando un poco más en el sentido de este chiste, podemos concluir que tratamos de hacer concordar la realidad con nuestras opiniones. A lo largo del día, interpretamos todo cuanto nos sucede de tal forma que no cambiamos en nada: la culpa no es nunca nuestra, siempre es de los demás. El Yo personal lo transforma todo en provecho propio. Deformamos constantemente la realidad para encontrar excusas que nos justifiquen.


Reflexión de un mosquito: 
«No sé qué gusto encuentran los hombres en darse de bofetadas por la noche».

Encerrados en nosotros mismos, no nos damos cuenta de que somos los causantes de nuestros problemas. Nos comportamos como parásitos del mundo, siempre pidiendo y nunca dando, con la actitud del cínico satisfecho, hasta que de pronto el mundo nos rechaza, nuestros planes se desmoronan y culpamos de tales fracasos a la mala suerte. No se puede vivir devorando frutos ajenos sin sembrar nunca.


Dos monjes meditan en medio del campo. 
A uno lo rodean muchos conejos. 
Al otro no se le acerca ninguno. 
Éste le pregunta al primero:
-Dime, si ambos meditamos con fervor el mismo número de horas, 
¿por qué a ti se te acercan los conejos y a mí no?
-Es muy simple -le responde el otro-: 
lo que pasa es que yo no como conejo y tú sí.

Preguntan a Ramakrishna:


-Si usted lanza una piedra al infinito, ¿hasta dónde llega? 
El místico responde:
-Llega a mi mano.


Un camionero se detiene en la frontera. El aduanero le pregunta:
 -¿Algo que declarar?
-¡Nada en absoluto!
El aduanero abre el camión y exclama:
-¿Y esto? 
-al ver un elefante emparedado entre dos pedazos de pan unidos con una cuerda.
-¡Adónde vamos a llegar, si uno no puede ya poner lo que quiera en su sándwich! 
-replica el camionero fuera de sí.

Ciertas personas se imaginan que tienen derecho a hacer cualquier cosa, incluso a poner un elefante en su bocadillo. Minimizan lo que va mal en ellas,pensando que es inofensivo y de ninguna manera reprensible.

Un hombre le dice a un buen amigo:


-¿Por qué me abandona mi mujer después de doce años de vida en común?
 ¿Por qué se lleva a los niños? ¿Por qué ha dejado de quererme?. 
Esta situación es insoportable.
El buen amigo le responde:
-¿Crees que para ella la situación no es igual de insoportable que para ti? 
¡Qué doloroso tener que decir al ser con quien ha compartido su juventud: 
«No te quiero! ¡Me llevo a los niños!». 
También ella está frente a un grave problema.

¿Es tan inocente, en realidad, este hombre en esta situación? En el fondo, para resolver su problema, debe ponerse en el lugar de su mujer y comprender su sufrimiento. ¿Qué le ha hecho? ¿Por qué reacciona ella de ese modo? Antes de pensar en él, debería preguntarse cuál es verdaderamente el problema en el que ella se encuentra. No debe hacerse estas preguntas con el fin de arreglado todo, sino para saber y comprender realmente. Por otro lado, sin duda interpreta el papel de un inocente. Está claro que es cómplice de este drama. En todo conflicto la responsabilidad es compartida por todos los actores. Él es responsable al cincuenta por ciento de la falta de amor de su mujer. Como también ella es responsable del cincuenta por ciento del hecho de que él esté a menudo ausente. La prueba es que el buen amigo aconseja al hombre volver a su casa todas las noches. Sigue su consejo
y, en seguida, su mujer cae enferma. La mujer ya no lo soporta. Se quejaba de su ausencia, pero en cuanto lo tiene con ella, enferma.


¿Durante cuánto tiempo más vamos a interpretar el papel de inocentes justificando lo que hacemos y achacando la responsabilidad al prójimo? Nos tranquilizamos minimizando las cosas. Decimos que no es grave. ¿Por qué, entonces, pensamos que lo que hace el otro es algo grave? Vemos el sándwich de jamón en el ojo ajeno, pero no el sándwich de elefante en el propio... Lo que hacemos a los otrosnos lo hacemos a nosotros mismos.

Un conferenciante trata de demostrar a unos estudiantes que, en nuestros días, los hombres se han vuelto terriblemente egoístas:
-Ayer mismo, cuando me dirigía con una amiga a un restaurante, 
vimos a un pobre hombre atropellado por un coche que yacía en tierra casi sin conocimiento. 
De todos los que le miraban, a nadie se le había ocurrido prestarle ayuda. 
Pues bien, después de comer, cuando salimos del restaurante,
 ¡ese pobre hombre seguía en el mismo sitio!


Se juzga al mundo proyectando en él lo que uno mismo es. Sería interesante, si nos peleamos con alguien, grabar en un magnetófono todos los insultos que el otro nos dice. Estos insultos definen a la persona que los profiere, porque en la trifulca nos convertimos en su espejo, ya su vez él en espejo nuestro. 

Si no somos capaces de apreciar la belleza ajena es porque no somos conscientes de la nuestra, y si no vemos más que los defectos ajenos es porque en ellos no vemos más que los nuestros.


Durante un crucero, una pasajera, entusiasmada por un delicioso salteado de cordero, va a pedir la receta al jefe de cocina.
-Es muy sencilla -responde este último-: 
hay que rehogar doce mil cebollitas en veinticuatro kilos de mantequilla.


En la vida existen diferentes puntos de vista. Creemos que la realidad corresponde a nuestra mirada, sin sospechar que ésta es personal y no compartida por todos los demás. Cuando se dice que una cosa es cara o barata, ¿lo es para quién? Lo que es caro para un pobre puede ser barato para un rico. .

El primo de Buda, Davadhatta, lo envidiaba. 
En cierta ocasión, viendo aproximarse al santo,
tomó un arco y le lanzó una flecha. 
En el aire, la flecha se transformó 
y cayó como una flor a los pies de Buda.

Un no creyente lanza un higo podrido a Mahoma. 
Éste, creyendo que es el homenaje de un creyente pobre, 
lo recoge y, para no decepcionarlo, se lo come.

ALEJANDRO JODOROWSKY
Cabaret místico

jueves, 11 de mayo de 2017

Reunión Mensual Grupo Avatar Armonía

TE INVITAMOS A QUE MEDITES LA SIGUIENTE PROPUESTA Y SI RECONOCES QUE ES TIEMPO DE OFRECERTE A FORMAR PARTE DEL SERVICIO ACTIVO,  TE ESPERAMOS EL

Domingo 14 de Mayo 
próximo de 18,00 a 20,00 HS en FERRARI 820.
  
En ​meditación y servicio este año trabajaremos sobre  enseñanzas de autocuración, herramientas que nos ayudaran a recorrer el sendero en armonía y felicidad
;  realizaremos un mantreado de ARMONIZACIÓN (para el que deberás preparar una lista con los nombres de las personas que quieras colocar bajo el manto de protección, y otra
​ 
lista 
con nombres para sanación,(las dos listas en papeles separados y escritos preferentemente con tinta verde, solo personas)

Gracias por participar y construir en comunidad la Nueva Tierra de 5ta dimensión!!!​


Objetivos del Grupo Avatar
 

Recuerden, el trabajo no es con quien ya se encuentra en estos temas (por decirlo así) sino con gente que no está en estos temas, trabajando con la clave de la INCLUSIÓN. 


*******

Gracias por darnos esta oportunidad de crecer en conciencia juntos!!!!

lunes, 8 de mayo de 2017

¡Ternera otra vez!

¡MARAVILLOSA Semana!!!

Al regresar una noche a su casa, un hombre se encuentra con la sorpresa de que está vacía, abandonada por su mujer. De pronto, descubre en el tocador un sobre dirigido a él. Febrilmente lo abre y lee el siguiente mensaje: 
«Fernando, me he hartado ya de ti. Me voy con tu amigo Pedro. Para cenar, encontrarás ternera fría en el frigorífico».
-¡Oh, no! -gime el desdichado-. ¡No es posible...! ¡No quiero cenar ternera fría otra vez!

Este chiste recuerda una fábula de Esopo:

Un mosquito se instala en la oreja de un buey y le dice:
-Me vengo a vivir aquí.
El buey sigue trabajando y llevando el mismo tipo de vida sin notar la presencia del nuevo
inquilino. 
Un buen día, el mosquito le anuncia en tono categórico:
-¡Me he hartado ya de ti! ¡Me largo!
Impasible, sin notar este abandono, el buey continúa trabajando como de costumbre.

Algunas personas, sumergidas en las brumas de sus egos, convierten al otro, sin verlo como realmente es, en una pantalla de sus proyecciones. El marido del chiste no se da cuenta de que la realidad ha cambiado, continúa viendo a su esposa como una esclava doméstica que no cumple bien su trabajo. En el caso del mosquito de la fábula, él cree que tiene una importancia capital, sin darse cuenta de que sí podemos ser necesarios, pero nunca imprescindibles. «Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece», se dice en Eclesiastés 1,4. En un momento dado - muchas veces gracias a la meditación-, el Yo personal emerge de su autismo y puede escuchar, ver al otro, lo otro, limpio de sus proyecciones neuróticas. Entonces cesan las interpretaciones, ya nada es convertido en símbolo de angustias psicológicas, las cosas son como son. En el budismo zen se dice que, para quien se ilumina, la montaña es otra vez una montaña y el río, otra vez un río.

Si dejamos de identificamos con el mosquito y adoptamos, al hacer introspección, la conducta del buey -que trabaja tranquilo-, haciendo lo mejor posible lo "que" estemos haciendo, sin preguntamos adónde vamos y avanzando, centímetro a centímetro, para tallar nuestro diamante y llegar a ser lo que somos y no lo que los demás quieren que seamos, sufriremos de pronto una invasión de mosquitos. Son pensamientos que vienen para perturbar la paz de la meditación: «...Bzz bzz bzz... esta noche iré al cine con mi amante ...bzz bzz bzz... las elecciones, la política mundial ...bzz bzz bzz... mi familia, el dinero, las enfermedades ...bzz bzz bzz... las catástrofes...». Pese a ello, continuaremos meditando. Al comprobar que no les prestamos ninguna atención, las preocupaciones, como los mosquitos, se cansan y se van. Después de su partida, continuamos como antes.

Esta actitud de indiferencia ante las molestias de la vida exige una paciencia infinita, inseparable del amor a la obra. El perfeccionamiento de nosotros mismos merece todo nuestro cariño. En las familias donde se nos educa a punta de «¿Quién eres tú para poder afirmar eso? ¿Por quién te tomas? ¿Te crees superior?», aprendemos a buscar sedientos el aplauso y el amor de los otros, sin ser capaces de amarnos a nosotros mismos. Nos han hecho confundir el respeto y admiración por nuestro Yo esencial, con un lamentable narcisismo. Te dicen: «Hablas de amor a ti mismo, ¿pero qué das a los demás?». Podemos responderles: «Todo el trabajo que hago para perfeccionarme está destinado al otro y tiene por finalidad llegar a él...

Llegar a quien no soy yo, sacrificando mi yo».

Es el trabajo que hace, en un cuento tibetano, una gota de agua que no quiere evaporarse: lucha contra el calor, las corrientes de aire y otros obstáculos para llegar finalmente al océano original, donde se sumerge feliz.

Así es la lucha que efectúa la razón para unirse al inconsciente. Hay fuerzas sombrías, pero también fuerzas brillantes, que asustan tanto como la oscuridad.

Debemos obligamos a encontrar esa luz interior porque en principio no deseamos hacerlo. Luchamos. Nos aterra perder la identidad. Sin embargo, al final, como resultado de una voluntad obstinada y tenaz, cedemos la última parcela de Consciencia, una transparente ofrenda, y nos disolvemos felices en la vacuidad.

Bien entrada la noche, un vecino ve a Mulá Nasrudín a cuatro patas y hurgando en el suelo bajo un farol.
-Mulá, ¿qué buscas?
-¡La llave de mi casa!
-Pero tu casa está allá lejos, ¿por qué buscas la llave aquí?
-¡Es que aquí hay más luz! -responde Nasrudín.

Por no atreverse a buscar la verdad en las tinieblas de su propio espíritu, Mulá Nasrudín va a buscarla donde no está, en los cómodos límites de su intelecto.

Un hombre está preparando una sopa. Para probarla, llena el cucharón, bebe un sorbo y se da cuenta de que está sosa y le falta sal. Manteniendo el cucharón lleno en una mano, añade sal dentro de la sopera y vuelve a gustar la sopa que tiene en el cucharón. Como de nuevo la encuentra escasa de sal, derrama más sal en la sopera y vuelve a probar la sopa del cucharón: ningún cambio. Entonces, abandona la idea de echar más sal a la sopa.

El cucharón es la parte de nosotros mismos que deberíamos mejorar. Decimos:

«No soy feliz», pero en lugar de mejorar la relación con nosotros mismos buscamos mejorar las circunstancias exteriores. Cojos, le echamos la culpa al empedrado.

ALEJANDRO JODOROWSKY
Cabaret místico

Meditación Plenilunio de Tauro - Festival de Wesak

Miércoles 10 de 19.00 a 20.00 Hs